La inteligencia artificial predijo al nuevo Papa y el número exacto de votos: ¿coincidencia o control total?
La inteligencia artificial acertó el nombre y los votos del nuevo Papa antes del final del cónclave. ¿Hasta dónde llega el poder de la IA?
ACTUALIDADPOLÍTICAREFLEXIONES
5/8/20253 min read


Cuando todavía no se había visto humo blanco en el cielo de Roma, la inteligencia artificial ya decía quién sería el nuevo Papa. Y no sólo eso: también sabía el número exacto de votos con el que sería elegido. No hablamos de una opinión lanzada al aire, sino de una predicción que coincide al milímetro con lo ocurrido en el cónclave.
Horas antes de que se emitiera el tradicional humo blanco en el Vaticano, la IA predijo no sólo el nombre del elegido, sino que acertó también el número exacto de votos en la última ronda del cónclave. Esta información, ha dejado perplejos tanto a fieles como a analistas religiosos.
El algoritmo utilizado, alimentado con datos históricos de anteriores cónclaves, perfiles teológicos, tensiones geopolíticas y hasta análisis semántico de discursos eclesiásticos, fue capaz de realizar una predicción que ningún experto humano se atrevió a hacer con tal precisión... pero hay otra pregunta en el aire... ¿sabía realmente la IA esa información antes de que la supiera el mundo?


¿Predicción brillante o conocimiento previo?
Las preguntas que se abren son tantas como incómodas. ¿Cómo es posible que una IA acierte con semejante precisión una decisión que supuestamente se toma en uno de los entornos más cerrados y reservados del planeta? ¿Tuvo acceso a datos internos? ¿Interpretó señales que el ojo humano no ve? ¿O estamos ante una demostración clara de que estas tecnologías ya juegan en otra liga?
Una cosa está clara: la IA no improvisa. Funciona con datos, correlaciones, patrones. Y si fue capaz de adelantar el resultado del cónclave, es que esos datos estaban disponibles de alguna forma, aunque para el común de los mortales fueran invisibles.
El Vaticano, la inteligencia artificial y el juego del poder.
La elección papal no es un simple acto religioso. Es un evento profundamente político, con ramificaciones globales. Que una IA haya anticipado al nuevo Papa plantea una pregunta de fondo: ¿quién tiene acceso a esta información? ¿Quién controla la narrativa? ¿Y hasta qué punto se puede utilizar la tecnología para predecir —o condicionar— los movimientos del poder eclesiástico?

Desde una perspectiva crítica y comunista, no podemos perder de vista el hecho de que estas inteligencias están diseñadas y gestionadas por grandes corporaciones, muchas de ellas con vínculos directos con centros de poder financiero y político global. ¿Está la fe a salvo en un mundo donde los algoritmos conocen antes que los cardenales el nombre del siguiente Pontífice?
El conocimiento es poder (y también vigilancia)
La pregunta clave no es si una IA puede predecir el futuro. Es si ya lo conoce de antemano. O peor aún: si es capaz de construirlo en base a los intereses de quienes la programan.
Si una inteligencia artificial puede conocer el resultado de un cónclave antes que nadie, ¿qué otros escenarios ya están siendo leídos, modelados o incluso manipulados? ¿Elecciones generales? ¿Conflictos internacionales? ¿Movimientos sociales?
Conclusión: ¿quién decide el futuro en la era de los algoritmos?
En este nuevo escenario, la lucha de clases se libra también en los servidores, en las redes neuronales, en los centros de datos. El conocimiento ya no es solo un arma: es una forma de poder anticipado. Por eso, la izquierda debe organizarse no solo en las calles, sino también en el campo digital. La IA no es neutral. Es política. Y si no se controla colectivamente, será otro instrumento más al servicio del capital y de los viejos poderes de siempre.